Lanzarote, tierra forjada por fuego y lava. Como detenida en el tiempo, con un paisaje único como testigo de lo sucedido a finales del s. XVIII. Por 1730, comienzan a salir de las entrañas de la isla toneladas de lava, fuego y cenizas dejándonos una obra de arte natural como en pocos sitios del mundo, lo más parecido a un planeta de otra galaxia digno de películas de Hollywood. Bajo los secos mantos de lava, unas galerías espectaculares de más de 50 metros de profundidad, belleza incomparable. No existe obra hecha por el ser humano capaz de transmitir tal sensación y experiencia como lo que podemos encontrar en el Parque Natural de Timanfaya o en La Cueva de los Verdes. Pero sí que hubo un hombre que le dio un toque humano a tal belleza natural, el hijo predilecto de Arrecife, el gran Cesar Manrique.
La isla está cubierta en sus adentros de Rofe, arena volcánica negra de granos gruesos y rugosos, bajo el cual crecen las raíces de unos viñedos únicos con mucha personalidad. Difícil de imaginar tal estampa, la visita a pasear entre las vides es obligatoria. Paseo que ya dieron durante la historia personajes como Shakespeare, disfrutando de los vinos que allí nacían, los Canaries, como él los llamaba: «Ya has tomado muchos canarios y eso que es un vino maravillosamente penetrante».
Estos vinos blancos elaborados con la variedad reina, la Malvasía Volcánica (Malvasía aromática x Marmajuelo). Los viticultores y bodegueros obligados a trabajar en muy duras condiciones el viñedo, ya que labran unos hoyos en la arena volcánica (también conocida como picón en otras islas o Jable en El Hierro) para plantar una Vid dentro de cada uno, bordeándolo con un muro de piedras apiladas a mano para proteger las vides de los cálidos vientos de la vecina África.
Trabajo muy sacrificado totalmente artesanal, en declive por la falta de interés de los más jóvenes en seguir con la tradición que sus antepasados comenzaron. La edad media del viñedo oscila entre los 30 y 50 años, pero podemos encontrar algunos aún en perfecto estado de producción con más de 200 años.
De están vides nacen vinos blancos aromáticos, ligeramente frescos, con marcada mineralidad característicos de los suelos volcánicos, en su mayoría fermentados en acero inoxidable y normalmente sin crianzas en otro tipo de depósitos. También es habitual encontrar los famosos “semis”, vinos que suelen rondar entre 20 y 25 gramos de azúcar por litro, vinos que bien elaborados son muy agradables sin percepción excesiva del azúcar
Como segunda variedad encontramos la Moscatel, variedad utilizada para la elaboración de los grandes vinos dulces, aún podemos encontrar en alguna barrica perdida, vinos con más de 30 años que aún están en plena juventud.
Es de importante mención la variedad Vijariego (Diego en Lanzarote), variedad que tiene una marcada acidez natural con mucho potencial vinícola en la isla, tanta para vinificar como monovarietal como para complementar la acidez de la malvasía volcánica. Ojo!, al futuro de esta variedad en Lanzarote.
Los vinos tintos que encontramos en la isla, suelen ser vinos de medio cuerpo, aromáticos, con notas a frutas negras y ligeramente florales con notas minerales y en algunos casos algo reducidos, típicos de la variedad con las que son elaborados, la local Listán Negro. En boca son envolventes con los taninos pulidos y acidez baja, que en muchos casos se suele ensamblar con alguna otra variedad local para aportarle más frescor.
El clima en Lanzarote es subtropical, cálido con muy bajas precipitaciones anuales. (aprox. 150 mm), pero gracias al Rofe esta cantidad de agua drena muy bien y recoge a parte la humedad nocturna procedente del mar. Al ser negro el Rofe, hace de espejo ante los rayos UVA diurnos, impidiendo que se evapore el agua de la tierra. Aunque la temperatura media entre el verano y el invierno varía 7°C, podemos encontrar grandes oscilaciones térmicas entre el día y la noche de más de 15°C
Nos encontramos una mezcla de pequeños elaboradores de calidad como Bodega Vulcano, Tisalaya, Los Perdomos o Puro Rofe, junto a los elaboradores tradicionales como El Grifo, La Geria, Bermejo, Rubicón, o Vega de Yuco.
Que Grande es usted Don Ivan..siempre con la bandera de su maravillosa tierra….usted me descubrió los maravillosos vinos canarios!! VIVA LAS ISLAS CANARIAS!!
Muchas gracias por tus palabras Rubén! Un fuerte abrazo
¡Un gran artículo! Siempre es un placer ser testigos de quien descubre nuestra isla e intenta transmitir la singular viticultura que intentamos perpetuar. Gracias porque sus palabras demuestran que el camino emprendido es el correcto. ?
Muchas gracias por el comentario. La verdad es que es muy difícil no enamorarse de esa particular singularidad. Personalmente, considero Lanzarote como una segunda casa. Seguiré trabajando y aportando mi granito de arena para colocar los vinos de la isla dónde merecen estar.